En estos días se han multiplicado las alarmas por la desaparición de la señal de RAI Italia en los canales tradicionales de distribución que hasta ahora la han vehiculizado en América Latina, USA y Canadá. Algunas fuentes lo han relacionado con el retardo y con el fracaso de las tratativas de renovación de los contratos con las sociedades de distribución, presagiando perspectivas infaustas para las transmisiones en italiano en aquellas áreas, donde también existen comunidades cimentadas de origen y donde se proyectan notables intereses nacionales.
La noticia fue circunscripta y rotundamente desmentida por la oficina de prensa de la misma RAI, que ha hablado sobre todo de la orientación de la empresa para asumir directamente la gestión de la distribución y atribuyó las disfunciones a problemas de carácter técnico, inevitables en la fase de traspaso.
Resta la exigencia, de todos modos, de aclarar la situación con el objetivo de disipar las alarmas en el presente y las perspectivas para el futuro. Por ello, presenté – junto a los colegas del PD electos en el exterior – un pedido de informe al Gobierno para solicitar que sean presentados al Parlamento los términos reales de la cuestión y, sobre todo, sean dadas respuestas convincentes a los numerosos usuarios de las áreas interesadas.
La ocasión es también propicia para reflexionar y discutir sobre las estrategias generales relativas a la información y a la comunicación desde Italia y sobre Italia en estas áreas. No debo insistir, creo, sobre el interés que Italia debería tener, sobre todo en un momento como éste, en el cual se manifiestan los primeros síntomas de recuperación, esperada desde hace años, en el refuerzo de la oferta cultural y comercial en las realidades en las cuales se encuentran las condiciones de fondo para una afirmación de la italianidad. América latina, USA y Canadá responden plenamente a estas exigencias, especialmente por la presencia de conspicuas y activas comunidades de origen; así respecto a las mismas se debería tener el máximo compromiso para utilizar el empuje de la comunicación de la manera más adecuada.
En los últimos años, lamentablemente, por notorias dificultades financieras de la empresa radiotelevisiva, en vez de dar pasos adelante se ha retrocedido. Ahora ha llegado el momento de ver estas cosas no ya desde una óptica de emergencia sino de respiro estratégico y programático. Espero que el Ministro interpelado aproveche esta ocasión para recomponer, en diálogo con el Parlamento, las líneas de una intervención seria, eficaz y prolongada en el tiempo, en el respeto de los usuarios de origen italiano y en los intereses generales del País.