
Las “nuevas ciudadanías” son una respuesta concreta para dar más fuerza a Italia; para nosotros en PD Mondo un gran desafío y una importante oportunidad. Superar el actual desequilibrio regulatorio en términos de ciudadanía, reconocer el derecho a los jóvenes nacidos en Italia de inmigrantes legales que cumplen con el ciclo de estudios, también ayudará a garantizar mejor los derechos de los italianos en el mundo. Por eso la batalla por la inclusión de todos los “nuevos italianos” tendrá que vernos a la vanguardia: garantizar la plena ciudadanía a las nuevas generaciones de italianos en el mundo, así como a los nacidos en Italia de padres extranjeros. Todos tenemos todavía en nuestros ojos las hazañas de la selección nacional de fútbol en los campeonatos europeos y de nuestros atletas en los Juegos Olímpicos.
Si los descendientes de italianos y los nuevos italianos son sinónimos de fuerza y éxito en el deporte, ¿por qué no podemos poner estos recursos también al servicio del futuro de Italia? Digo esto a quienes, en posiciones opuestas, continúan alimentando un contraste instrumental y miope entre ‘ius soli’ e ‘ius sanguinis’. Estoy a favor de un “ius culturae universal”, capaz de garantizar a Italia los mejores recursos humanos de un patrimonio formado por 12 millones de italianos en el extranjero y extranjeros en Italia. Para afrontar este punto de inflexión, necesitamos un PD que esté a la altura del desafío y una fuerte representación de los italianos en el mundo, en términos de calidad y no solo de cantidad. Es vergonzoso que después de tres años y medio de legislatura, el Parlamento no haya podido reformar la ley sobre el voto en el extranjero y el sistema de representación, también tras la reducción de representantes electos a una de las comunidades italianas más grandes del mundo, la de Italianos en Brasil, la entrada libre a Italia todavía está impedida (a pesar de vacunas, impedimentos y cuarentenas …) mientras que incluso aquellos que se han vacunado en Sudamérica (incluidos aquellos con vacunas autorizadas y reconocidas por la UE) aún no tienen garantizada la equivalencia como se ha hecho para otros continentes. Discriminaciones y retrasos que son difíciles de entender y explicar a nuestros compatriotas residentes en el exterior.
La invitación y el llamado que dirijo a todo el Partido Democrático y a sus numerosos líderes y militantes comprometidos en todo el mundo es responder a la inacción de quienes no tienen interés en cambiar y afectar realmente las políticas para los italianos en el exterior porque precisamente sobre esa inacción (a veces envuelta en activismo y propaganda) han construido un consenso artificial y una verdadera renta de poder. Se necesita un clic, un salto cualitativo; como cantaba Francesco De Gregori en su disco “Titanic” debemos ser como ese jugador al que no le faltaba coraje, altruismo e imaginación. ¡Solo así las nuevas ciudadanías y la nueva movilidad pueden convertirse en el motor de una nueva Italia!